¿Tenemos una Misión?
Existe un "consenso" en las tendencias espirituales New Age que estamos en un camino de consciencia, que luego, o al mismo tiempo que transita sus distintas etapas, ha de ser compartido con otros seres humanos, con tal de aportar en los procesos de consciencia de la humanidad.
Dicho compartir, por su parte, es un mecanismo inconsciente de encaje por frecuencia: el conocimiento llega a quien tiene que llegar, y el descubrir a tal o cual pensador dependerá del estado vibratorio de ambos seres, quien emite la información y quien la recibe.
No quiere eso decir que sólo se comparta con quien vibra en igual frecuencia, sino más bien, con quien comparta dicho potencial, lo que puede funcionar o no, dependiendo de los niveles de resistencia del ego.
Así, no existe casualidad en los vínculos sino causalidad. La Vida nos aproxima a todas nuestras posibles expresiones, aunque éstas sean muy degradadas y bajas, o muy elevadas. Ahí regirá nuestro libre albedrío en cuanto a la capacidad de tomar decisiones terapéuticas que nos permitan conectar con nuestro más elevado potencial, que se nos muestra a través de los vínculos.
La vida siempre da oportunidades, sin importar nuestro origen o "condiciones materiales". En última instancia, dichas condiciones son meras manifestaciones de nuestro nivel de consciencia desarrollada a través de nuestras diversas encarnaciones, sean pasadas o simultáneas.
Las preocupaciones cotidianas, materiales, son las maneras en que La Vida nos pone a prueba con tal de aprender a poner en práctica nuestro estado de presencia... mientras menos sabemos "qué hacer" y más grande se vuelve el ruido interior, más fuerte está siendo el llamado a retornar a lo básico, que es el entendimiento de que La Vida es un juego maravilloso, que la muerte no existe, que la materia es sólo una parte de nuestra expresión... realmente nada es tan urgente, importante o grave como solemos creer. Todo tiene una razón de ser, y el camino de la consciencia tiene por objeto mostrarnos aquello que necesitamos para llevar una vida más liviana, en la práctica de la auto aceptación, con los ojos puestos en mejorar nuestra manifestación en la materia, puesto que no se nos coloca realmente prueba alguna que no podamos superar o trascender.
Superar es afrontar un desafío hasta conseguirlo.
Trascender es comprender que al aprendizaje en ciertas pruebas es el desapego, sin culpa, de aquello que sencillamente no era para nosotros, sin culpa, y entendiendo que nuestros pasos han de seguir siempre por otros senderos que nos conduzcan hacia el autoconocimiento.
Dicho autoconocimiento, probablemente, nunca sea pleno. Sólo el mundo espiritual contiene la información plena de nuestro origen, pero paradójicamente, en ese lugar ya no es necesario, puesto que es el reinado del amor y la expansión, expresados en empatía, en vivir en libertad con los nuestros, diseñando lo que serán nuestras próximas experiencias en la materia.
Agradezco la luz que me ha permitido condensar el presente mensaje. Pido que llegue a todos los rincones donde pueda dar luz, alivio, inspiración y empatía.
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