De niño me subí a cuanto árbol pude
quería acaso ganar perspectiva, visión
o simplemente seguir un impulso
hacerle caso a mi innato salvajismo
Mis favoritos, el Palto del patio
y el Pimiento de la plaza Q.E.P.D.
Mis brazos y piernas aprendieron
y mecanizaron cada paso por dar
cada movimiento por ejecutar
cada desplazamiento por emprender
y ello me gustaba
Sentía que conocía a los árboles
y que ellos me conocían a mí
Que eran mis amigos
pues nadie los entendía como yo
Un día
sobre el Pimiento
una vecina me oyó decir que iba a ser poeta
Otro día
por escalar el Palto sin el permiso de mi madre
sufrí el peor castigo: no ir de paseo con mis amigos a la comida chatarra
Aun no lo entiendo
y mi madre convenientemente no lo recuerda
fue una sanción sin contexto
que por fortuna sólo fortaleció
mi vínculo con el árbol
Hoy el palto se dedica de forma exclusiva
al otorgamiento incondicional de sombra
Nunca más supimos de sus deliciosas y cremosas paltas
y a mí me tinca que se aburrió no más
y que quizá me extraña
como yo a él
O quizá extraña la época
en que nos hicimos íntimos
en que nos hicimos íntimos
El Pimiento ya no está
fue cortado
por estrictos motivos humanos de orden público
que yo no entiendo
a nadie molestaba
a nadie hacía daño
todo lo contrario
él embellecía
él guarnecía
él engalanaba aquel peñalolino sector
Los humanos no saben mucho
son capaces de cortarse las venas
con tal de no perder su comodidad...
De todos modos, no importa
que cuando el Sol diga presente
no habrá de qué preocuparse
no habrá cableado suficiente
ni ninguna otra razón de seguridad nacional
que justifique mutilar o asesinar a nuestros hermanos
Los árboles volverán a crecer
firmes y grandiosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario