viernes, 21 de febrero de 2025

El camino propio.

En estas vacaciones junto a mi hijo Mateo, en el litoral central chileno, he descubierto una liberadora verdad.

Veníamos llegando a la cabaña que rentamos cuando nos encontramos con otras personas que arrendaron en el mismo lugar. Ellas estaban compartiendo un asado, cervezas, conversación. Al día siguiente, al bajar a la playa, vi a muchos clanes en la misma dirección que nosotros. Agrupados para conseguir su objetivo, a diferencia nuestra, que éramos únicamente dos personas, padre e hijo, con la finalidad de disfrutar del mismo paisaje.

Me invadió una sensación de aislamiento y cierta soledad, incluso de culpa ¿Por qué nuestra experiencia no es grupal, colectiva? El desasosiego me impedía disfrutar del momento presente y de la enorme riqueza que hay en nuestra experiencia familiar. 

Luego empecé a reparar en los detalles de los clanes a los que observé. 

Recordé también mis propios intereses. Descubrí que, honestamente, no me interesa mantener encuentros sobre la base de conversaciones superfluas y consumo de alcohol con desconocidos. También noté el enorme estrés de las familias numerosas, y la presión sobre niños y adultos por cumplirle a los demás. 

No quiero con esto reducir la experiencia de esas personas. Sé que existen riquezas en el actuar en forma de clan y no me considero apto para juzgar decisiones ajenas, es más, de eso se trata lo que les quiero compartir: todas las experiencias son igual de valiosas si ponemos en práctica la aceptación.

Quiero ir más allá. Terminé felicitándome por el hecho de tener el coraje de actuar de forma distinta, de seguir un camino propio. Dos personas cercanas a mí se sorprendieron cuando dije que viajaría sólo con Mateo, cuestión que para mí es bastante normal. Me doy cuenta de que no es común que así sea, de que muchas personas buscan lo grupal para poder sentirse seguros. En mi caso, eso ya no es necesario. En parte porque me rijo como un Ermitaño, en parte porque en cada paso me siento acompañado por la Humanidad.

He descubierto que, en parte, mi verdad tiene que ver con ese atrevimiento a crear sin sujetarme a las normas socialmente aceptadas, y a respetar y amar ese camino.

Lo más importante de todo es encontrar el camino propio, el que más sentido nos haga, sea colectivo, sea individual, sea reducido en personas, sea en actividades y decisiones diversas a las que la masa seguiría.

El ser humano tiende a moverse de acuerdo a los designios masivos, incluso sin darnos cuenta, buscamos refugio en lugares comunes, en aquello-que-todos-hacen, incluso si eso no tiene que ver con nuestra propia energía. 

Será un hecho de vida importante para cada humando el descubrir cuál es su propia talla de zapatos y a vivirla sin temor, pues ahí está la posibilidad de atravesar la experiencia humana con menos histeria y mayor aceptación.

domingo, 2 de febrero de 2025

Darle tiraje a la chimenea

Estamos de regreso al blog, luego de varios meses.

Hoy quiero escribir sobre la necesidad de movilizar la energía de forma permanente. De optar en nuestras vidas por la actividad, cuando estemos en una búsqueda deliberada de nuestro propio desarrollo.

De acuerdo a lo que he logrado comprender, de eso se trata conectar con Dios. "Dios es realización" escribí en mi cuaderno. Las leyendas bíblicas y de otras religiones y culturas, apuntan con frecuencia hacia la maduración del hombre, tanto individual como familiar y socialmente hablando. 

Este tema es tratado en diversas expresiones artísticas. De inmediato me acuerdo de la canción "Andares" de Serrat, que le dice al caminante que no hay camino y que se hace camino al andar. También pienso en la canción "Las cosas tienen movimiento" de Spinetta y Páez. En ella, luego de preguntarse ¿Qué estamos haciendo acá?, se nos invita a no bajar la guardia... siempre a seguir. En el fondo, que no debemos esperar la ocurrencia de situaciones externas para avanzar, puesto que la solución siempre está en nuestras manos.

Es algo que veo a diario en las personas. Hay quienes asumen el discurso de la espera: cuando esto suceda, entonces estaré en paz. Lamentablemente, o esas cosas no ocurren, o aparecen nuevos dilemas que arrebatan la tranquilidad. El discurso se convierte entonces en un eterno bucle, cuya única salida pasa por una revolución filosófica, a la que se puede llegar a través del conocimiento, del ejemplo de otros, de la terapia, o lo que sea. 

Hay quienes asumen la responsabilidad y no bajan la guardia. Esas son las personas que más logran crear y concretar. Paradójicamente, al tomar responsabilidad, asumen que aquello que sueñan es aquello que viven. El camino se vuelve más importante que las metas. Hay varios maestros, antiguos y contemporáneos, que podrían hablarnos de esto. 

Siempre podemos decidir. En ocasiones, hemos de optar por la pasividad, por la quietud, porque las cosas ocurran, mas esto es una simple herramienta y no una actitud de vida que nos permita ganar perspectiva y experiencia.

El hecho de venir a escribir hasta aquí refleja para mí lo que les comento. No sabía bien como retomar. A veces me decía que, cuando el panorama vital se aclarara, entonces retomaría las publicaciones en el blog. Derechamente, la duda existencial que se me asoma es "¿Por qué tengo que publicar lo que escribo? ¿Es que le sirve a alguien esto?". Lo cierto es que el panorama se aclara con estos actos. Es uno quien lo aclara. Por lo mismo permito que este escrito no tenga una forma muy concreta, pero sí una idea central. Lo demás lo iré ordenando en la medida que avance.

La fe que he adquirido tiene que ver con ello, con el poder que todos poseemos para convertirnos en causas y no en efectos, sin esperar la ocurrencia de designios divinos o grandes cambios sociales que nos permitan ser. El Ser -no pretendo profundizar ahora en ello- se desenvuelve sin sujeción a las normas humanas. No se somete a leyes ni convenciones, simplemente Es, siendo.

En fin, gracias por llegar hasta aquí. Entiendo perfectamente que aquello que escribo conecta con ciertas sensibilidades y no con todas. Si a ti te resulta útil, te invito a tomarlo, y si no te hace sentido, no pasa nada.