lunes, 12 de febrero de 2024

Las relaciones de pareja en la Carta Natal.

"Venus del espejo" de Diego Velásquez (app 1647 - 1651). 


Es común cuando se visita un cementerio ver en los mausoleos familiares (desde los más ricos hasta los más modestos) los nombres del marido y de la mujer, con sus respectivas fechas de muerte.

Puede verse, en muchos casos, la cantidad de años que difieren entre el fallecimiento de ambos cónyuges. Visitando el cementerio de Punta Arenas, noté como habían casos en que las mujeres sobrevivieron más de 20 años a la muerte de sus maridos. Presumo que, en muchos casos, ello se dio sin que esas mujeres iniciaran nuevas relaciones afectivas.

En la dimensión de las relaciones, las profundas transformaciones de esta era se están viendo reflejadas con mucha fuerza. Dichas transformaciones se aprecian en nuestras relaciones porque se han admitido nuevas formas que antes no estaban contempladas, partiendo por la caída de la hegemonía del modelo de pareja para toda la vida, pasando por la plena aceptación -al menos en occidente- de las relaciones homosexuales, la aparición de las relaciones abiertas, la poligamia (o poliamor), o incluso la incorporación de conceptos tales como la responsabilidad afectiva como sinónimo de que se debe estar atento tanto a las propias necesidades, como también a las de la pareja, buscando diálogos constructivos y cuidadosos, cuestión que claramente no era prioritaria durante el siglo XX.

Con esto solo queremos decir que se ha abierto el abanico de posibilidades, abarcando a todas las sensibilidades involucradas. En ningún caso decimos que la monogamia llegó a su fin, o que las relaciones no puedan ser para toda la vida.

Así, van tomando fuerza expresiones filosóficas tales como aquella que reza que la finalidad de las relaciones no es hacernos más felices, sino que volvernos más conscientes, o aquella que señala que las relaciones no existen para completar nuestras experiencias limitadas, sino que para generar complementos virtuosos de nuestra manifestación humana.

La astrología es parte de dichas transformaciones, y tiene bastante qué aportar al respecto. Lo primero consiste en la idea de que, en el amplio margen de interpretaciones astrológicas caben todas las formas de amar y desear, todos los contextos, todas las inclinaciones, todos los conflictos posibles generados por patrones de conducta, etc. Todo ello se puede ver reflejado en la Carta Natal de la persona.

Venus en la Carta Natal.

El primer paso para descubrir la naturaleza de la persona en cuanto a sus formas de amar y ser amada se encuentra en la posición que ocupe el planeta Venus en su Carta. Dicho planeta recibe su nombre a partir de la diosa romana Venus, representante del amor, la belleza y la sensualidad, y que en Grecia fue conocida como Afrodita. 

Dice el mito que Venus nació siendo adulta, y que surgió desde la espuma marítima producida por los testículos de Urano, luego de que éstos fueran arrojados al mar por Cronos, su hijo. Además, se dice que Venus experimentó diversos tipos de relaciones, tanto con otros Dioses como también con humanos. 

Estas partes del mito nos revelan dos informaciones relevantes para la interpretación astrológica: 1.- como Venus no tuvo infancia, el amor venusino es un amor adulto, por lo que es dable comprender que comienza desde la auto valoración personal; y 2.- Puede Venus ser reflejo al mismo tiempo de formas de amor muy diversas entre sí, puesto que cuenta el mito que se involucró tanto con Dioses como con humanos. 

Así, una primera capa de información nos sugiere revisar en qué signo y qué casa de la Carta Natal se encuentra el planeta Venus. De esta manera, podremos ver cuál es la inclinación primaria de la persona en lo que a relaciones se refiere, y en qué área de vida expresará dicha inclinación. Sin duda es muy distinta una Venus en Aries -que preferirá relaciones activas, dinámicas y sexuales- a una Venus en Cáncer, la cual nos habla de preferencia por relaciones que emulen o se aproximen a la idea del nido y la familia, o a una Venus en Virgo, que refiere al gusto por tener todo ordenado antes de hacer el amor, o a una Venus en Libra, que por sobre todo preferirá vínculos armoniosos y equilibrados. Aplíquese así con cada signo. Si lo analizamos por casa, será distinta una Venus presente en casa 6, que probablemente tienda a enamorarse de colegas de trabajo, a una Venus en casa 12, que encontrará relaciones dentro de ambientes de tipo espirituales o artísticos.

Luego, será necesario revisar los aspectos que forme dicho planeta con otros de la Carta Natal. Con "aspectos" hacemos referencia a las conexiones matemáticas (expresadas en líneas rectas en el dibujo de la Carta) entre distintos planetas. Si Venus se encuentra conectada a algún otro planeta de la Carta a través de alguna línea recta, sea cuadratura (diferencia de 90 grados) u oposición (diferencia de 180 grados), o está a una distancia menor a 10 grados (conjunción), entonces la información básica que se manifiesta en el signo de Venus se ve modificada, incorporando posibles patrones de conducta que dificultan ese amor adulto del que hablamos. Por ejemplo, hay una persona que tiene a Venus en Capricornio, por lo que a priori puede buscar relaciones estructuradas (y algo frías), pero esa Venus está conectada o aspectada a su Luna en Cáncer, caso en el cual la expresión Venusina capricorniana e independiente se puede ver afectada por la necesidad inconsciente de formar una familia y de ser sostenida por otra persona. Otro ejemplo. De acuerdo a como se ve en la foto que sigue a continuación, una persona tiene Venus en Acuario, por ende se concibe como un amante libre, mas, ésta forma aspecto o conecta con su Plutón en Escorpio, por lo que le resulta a veces imposible frenar los celos y la posesividad. Existen tantos ejemplos como combinaciones hay en las cartas natales. 



                                En esta Carta puede verse un aspecto (cuadratura) entre Venus y Plutón 

Si bien la Luna representa otro nivel de información relevante al momento de referir a las relaciones -puesto que habla de nuestros afectos y nuestra forma de nutrir a los demás-, al menos bajo mi mirada es conveniente que no sea ésta quien tenga el protagonismo en las relaciones, puesto que también su posición nos revela comportamientos inconscientes y compulsivos aprendidos en la infancia, los que inevitablemente se reflejan en los vínculos, poniéndolos en jaque en caso de que éstos no sean trabajados o conscientizados por la persona.


¿Qué casas de la Carta Natal deberán ser revisadas?

Hay que ver qué ocurre en la casa 5, la cual nos habla de los romances ligeros, donde prima el juego y el placer, y sin la constitución (por el momento) de la estructura de la pareja. Hay que revisar el signo donde está la cúspide de dicha casa (la cúspide es la línea que separa una casa de la anterior) y en qué sector de la carta se encuentra el planeta regente de dicho signo. Todo ello nos aportará información relevante en cuanto a la naturaleza relacional y dada al goce de la persona en específico. También será necesario ver si hay planetas en dicha casa. Si una persona tiene muchos planetas en casa 5, puede hacer referencia a que vivirá muchos romances sin mayor estructura durante su vida.

Asimismo, hay que ver qué ocurre en la casa 7, puesta que ella sí nos habla de la pareja y el compromiso. El signo, planeta regente y planetas habitantes de la casa 7 nos referirán informaciones respecto de las relaciones. Si tiene muchos planetas en ella, probablemente hablará de alguien que tiene una tendencia a experimentar su vida a través de muchos vínculos, sean simultáneos o durante toda su experiencia de vida. Si tiene un solo planeta pero de cierta relevancia podría estar hablando de que es una persona que durante su vida sólo tendrá una pareja, cosa perfectamente posible.



Las flechas dibujadas señalan las cúspides de las casas 5 (en Piscis) y 7 (en Géminis). 


Cuando se trata de saber qué ocurre con relaciones que han llegado a un cierto grado de trascendencia, todo lo anterior debe ser aplicado aunque observando qué ocurre en la casa 8, que es el área de vida donde se desenvuelve la sexualidad desde una perspectiva completamente íntima y compartida hasta las entrañas de la persona.

Conclusiones.

Como Venus nace desde la espuma del mar provocada por los testículos o genitales de Urano (Dios del Aire), no es raro que el día del amor se celebre en la temporada de Acuario, signo regido por dicho planeta. Más allá del dato mitológico, lo cierto es que Venus en lo profundo nos muestra una cualidad del amor que es necesario aprender para amar en bienestar. Esto es el desapego, concepto asociado al signo de Acuario, entendido no como frialdad o falta de compromiso, sino que como forma de amar que permita el libre desarrollo de quien ama como de la persona amada, con tal de generar un punto de encuentro equitativo y por sobre todo consciente.


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