Libra, al representar la balanza, es al mismo tiempo una representación de la energía mental objetiva, que es capaz de mirar las polaridades en que se moviliza la vida humana. Es el poder para mirar “las dos caras de la moneda”, sin necesidad de tomar partido por una de ellas, puesto que lo que busca es el equilibrio.
Por ende, se le puede asociar también al contraste entre luz y sombra ¿Desde dónde se posiciona el ser humano?
La luz es la representación de lo visible, por ende, de lo que es consciente. De aquello que somos (o creemos que somos), pero sólo en una parte. El ser humano tiende a creer que sabe quién es a partir de sus expresiones visibles, mas, tiende a ignorar, negar o rechazar aquello que no le resulta agradable. Por ende, en la luz hay necesariamente mucha sombra.
La sombra, a su vez, representa lo oscuro, lo no visible. Se asocia por ende, a lo inconsciente. A aquello que hacemos sin un proceso reflexivo previo. A nuestras conductas mecánicas. La sombra suele expresarse a través de aquellas conductas que ocultamos de los demás, como también, de los juicios que hacemos respecto del resto. Identificar la propia sombra es igual a observar las situaciones sobre las que hacemos juicios.
Quienes niegan su sombra, quienes la rechazan, quienes no la conocen, o quienes conociéndola se vanaglorian de su oscuridad, han decidido ser dominados por la misma, con las consecuencias que eso trae sobre la propia salud y sobre sus relaciones. Niegan una parte de sí, su propia luz, por ende, se alejan de la principal fuerza vital, que es el amor.
Libra nos muestra la posibilidad de conectar con la luz y la sombra desde la objetividad, sin tomar partido, aceptando ambas expresiones, para que el camino de integración de las mismas sea más llevadero.
El mensaje que representa dicho símbolo, es que quien se polariza, enferma. Tomar partido en la vida siempre será un acto necesario, mas puede al mismo tiempo ser saludable, cuando se asume que las posturas asumidas son circunstanciales, y que no obedecen al hecho de que nos hemos polarizado, negando nuestra otra mitad.
Los Astrólogos a veces caemos en la tentación de hablar únicamente de las bondades de las energías zodiacales, pasando por alto el hecho de que cada representación simbólica representa un filo y una bondad, una luz y una sombra. La invitación de Libra es entonces a hacerle justicia a nuestras expresiones, sean visibles u ocultas, con tal de habitar en la armonía de forma duradera y no superficial.
Quien niega o rechaza a su sombra (normalmente expresada en el polo opuesto a aquel en que se decide vivir), está condenado a vivir por y para él. Quien niega o rechaza su luz, ha dictado entonces su propia condena de muerte.