Partamos de la base: las fases lunares son una de las expresiones evidentes de los ciclos vitales, los cuales se asocian a la energía yin o femenina, que es esa cualidad interna, sensitiva, intuitiva y receptiva que compone a las diversas especies que habitan el cosmos.
Así, los procesos naturales inician (luna nueva), avanzan (luna creciente), llegan a su clímax (luna llena) y empiezan a decaer (luna menguante), hasta que reinician (otra luna nueva).
Reconocerlos es una forma de comprender (y organizar, hasta dónde nos sea permitido) aquello que percibimos como caótico, con la finalidad última de conocernos a nosotros mismos.
Dicho eso, la astrología no te dirá jamás lo que va a pasar, sino más bien te ayudará a revisar, al igual como lo hacen los meteorólogos, la temperatura del momento, a fin de entendernos como parte de una expresión viva que excede nuestra individualidad, cosa que al menos en mi caso, me permite cierto relajo: no todo depende de mí, todos los humanos atraviesan este complejo camino de alegrías y de dolor, y somos parte de los procesos naturales, por lo que hay cosas que derechamente están fuera de nuestro alcance, por lo que sí podemos entregarnos a la fluidez propia del misterio que es la vida.
Hay cosas que sí están a nuestra mano, y una de las finalidades del autoconocimiento es poder descubrirlas para encausar el mundo emocional y así emprender un vuelo práctico y liviano de equipaje, como si fuéramos aves planeando, lo cual es una de las posibilidades que habilita el paso de Plutón por Acuario, tránsito que recién empieza y que tiene para rato, más de quince años.
En la agricultura (no en toda agricultura, supongo) se ocupan las fases lunares para determinar los momentos de cultivo, poda y cosecha. Cuando la luna se llena, entonces es el momento en que se realiza la cosecha, puesto que la savia ha subido desde las raíces hacia el tallo, las hojas y el fruto.
En astrología natural es lo mismo: la luna llena se entiende como el cierre de un ciclo, una cosecha. Pero esta cosecha sucede porque antes hubo una siembra ¿Qué fue lo que sembraste? Si no lo sabes, revisa la galería de fotos del celular, específicamente del día 27 de abril de 2025 o los días cercanos, ya que en esa fecha fue la luna nueva en Tauro.
Quizá no se trató de un proceso "consciente", pero de todos modos ocurrió, porque la naturaleza es algo que se manifiesta aunque no lo queramos. Somos una simple parte de ella, por lo que no podemos desentendernos
En este caso, se dio la luna llena en el signo de Tauro, en su grado 13°, y hasta hoy nos recuerda que las mejores cosas -lo que más valoramos- toman tiempo, y que para reforzarlo es útil revisar lo que hemos sabido sostener en nuestro paso por la experiencia humana, a fin de comprometernos sabiamente con dicha consistencia en el hacer.
Se ve reforzado aquello con la entrega profunda y longeva que promueven los movimientos del Sol y de Venus en Escorpio, y por la retrogradación de Mercurio en Sagitario, que opuesto a Urano e Géminis nos invita a unir los cables entre la mente concreta y la mente elevada, y a la revisión de aquellas creencias e ideas a las que debemos dar digna muerte, a fin de comprometernos de verdad con aquello que soñamos y nos ilusiona, dada la virtuosa conexión que genera con Neptuno y Saturno en Piscis.
Como es sabido, en luna llena suele haber mayor cansancio y rumia mental, y en este caso, después de su clímax, deja una huella asociada a los valores que debemos dejar morir para que otros puedan nacer, a fin de usar nuestra energía para seguir avanzando en los caminos de vida.